Mientras escribo este post para el blog, estoy en el aeropuerto de Bahrein esperando para embarcar hacia Zurich con escala en Estambul. Voy a estar 2 días en Suiza haciendo la rutina de recuperación post-GP con Pedro y luego para casa. ¡Qué ganas tengo de ver a mi mujer y a mi hijo!
Bueno, vamos a lo que os interesa… Por fin hemos empezado la temporada. Un estreno muy intenso en el que estoy intentando disfrutar de cada minuto, porque no sé si algún día volveré a los lugares que estoy visitando. Esta es una experiencia brutal y en mi profesión sólo la pueden disfrutar como mucho 24 personas en todo el mundo. Tener la suerte de ser uno de ellos, ¡es lo más!
La Fórmula 1 es un mundo muy cerrado, tecnológico y con un nivel de secretismo que obliga a ser precavido con lo que se habla. Es algo a lo que no estoy acostumbrado, pero sólo tengo que mirar a mi alrededor y aprender de los demás. Es como jugar al póker.
En esta ocasión he viajado solo hasta Bahrein. No va a ser lo habitual, pero el planning manda. Gracias al Google Maps y a mi instinto he salido airoso entre carteles escritos en árabe y avenidas dedicadas a califas y jeques varios. El miércoles ya estuvimos en el circuito y dimos dos vueltas corriendo. 6.200 metros a las 12 de la mañana bajo un sol abrasador que ha acelerado mi moreno. Cuando ya llegábamos al pit lane nos alcanzó Fernando Alonso con la bicicleta Ferrari y estuvo hablando con Pedro de la Rosa sobre el circuito. Vamos, hablando por hablar, que si hace calor, que si el circuito es largo…
Si la primera vuelta fue calurosa, la segunda ni os cuento. A las 3 de la tarde… Pero yo ahí aguantando el ritmo de Pedro. Me da la impresión que afloja el ritmo para ir acompañado, pero me dejaría atrás en cualquier momento si quisiera.
El jueves por la tarde dimos otra vuelta al circuito caminando y el tramo final nos llevó en coche un empleado del circuito. Como era de esperar, el sujeto quiso demostrarnos su nivel de pilotaje… sin comentarios.
El viernes empieza lo serio y ya hay que rodar en el circuito. Cada día hemos hecho nuestra rutina de trabajo con masajes y la preparación especial de cara a la carrera. Pero como ya os adelanté, mientras Pedro de la Rosa está en pista, yo estoy en el pit wall (el muro) sacando la pizarra con los tiempos. He ido de cabeza todo el fin de semana. Lo hago con mucho gusto, pero es tal responsabilidad, que me hace pasar más nervios de la cuenta.
Pedro está informado por radio de los tiempos, pero como método alternativo, y creo que es más por romanticismo, sacamos la pizarra a cada paso por meta. Mi primera vez en carrera de Fórmula 1, deslumbrado por el sol, y las vueltas que pasan casi sin tiempo para preparar la siguiente información. Muy estresante, y al ingeniero le da tiempo aún de hacerme alguna broma, que en ese momento no me hace ninguna gracia.
Para nosotros la carrera ha terminado en la vuelta 29, cuando el coche se ha roto. Hasta entonces todo estaba marchando perfecto. Así son las carreras. Eso no lo he aprendido hoy.
En cuanto al país, no hemos hecho apenas turismo, pero sí que puedo deciros que está todo cuidado al detalle, con mucho lujo y toda clase de atenciones. Un verdadero sueño y profesionalmente para mí, un premio a mi trabajo de todos estos años. Lo siguiente será llevar a algún astronauta, porque no se me ocurre nada que supere a la Fórmula 1.
Bueno, me subo al avión. Son las 2 de la madrugada y espero dormir camino de Zurich.
Esta primera carrera ha sido light en cuanto a viajes, pero ya me estoy preparando para el Marco Polo de Australia y Malasia que van seguidas. Os mantengo informados.
Deja una respuesta