La dieta en Navidad no tiene por qué suponer un problema para los deportistas, pero muchas veces acaba siendo así. ¿El motivo? Demasiado bien lo sabes: comilonas de Nochebuena, Nochevieja o Reyes, cenas de empresa, reencuentros regados con copas, brindis, turrones, mazapanes… No es que durante las fiestas tengamos más ganas de todas esas cosas; ¡es simplemente que se multiplican las tentaciones!
Cuando te quieras enterar, habrán pasado dos semanas. Habrás entrenado menos y metido en el cuerpo más calorías y alcohol de la cuenta, así que te sentirás culpable y querrás pegarte una paliza con sesiones intensas y largas que compensen los excesos. ¿Es esa una buena idea? Pues más bien no.
Controla tus calorías navideñas sin dejar de darte algún capricho
Mantener tus hábitos de alimentación durante la Navidad es mucho mejor que dejarse llevar quince días y perder la forma que tanto te ha costado conseguir. En realidad, las fechas señaladas son pocas y la mayor parte del período navideño podrás seguir con tus rutinas de entrenamiento y nutrición. Si en las celebraciones especiales te zampas algo habitualmente prohibido, disfrútalo y saboréalo a gusto; faltaría más. No vas a tener ningún problema si en tu dieta navideña sigues unas cuantas recomendaciones.
Consejos para no ganar peso en Navidad
El picoteo entre horas es mala idea siempre, pero si además le vas a añadir las cenas propias de estas fiestas, la cosa se te puede ir de las manos. Evítalo, y evita también comer demasiado pan. En su lugar, ten siempre a mano alguna pieza de fruta y zumos naturales.
Los zumos no solo son eficaces para combatir los excesos alcohólicos, sino también perfectos para dar color a las mesas navideñas. Alguna vez habrá que brindar con champán, pero tus saludables jugos de frutas pueden acompañarte todo el tiempo que dure el arbolito en el salón.
Para el plato principal de los grandes días, lo mejor es elegir carnes magras como el pollo, el pavo o el conejo, o bien pescados como el lenguado o el bacalao. Al pensar en la guarnición, huye a toda costa de los fritos y opta por alternativas saludables con verduras y hortalizas. Y recuerda que, además de la sartén, tienes un horno que funciona estupendamente.
Si durante las fiestas te parece que estás engullendo de más, no intentes compensarlo saltándote comidas. Seguramente conseguirás un efecto contrario al que buscas.
Entrenamiento y excesos navideños
¿Y qué pasa si te abandonas a una dieta de Navidad hipercalórica y bebes los chupitos de tres en tres? Pues te lo explicamos.
En primer lugar, tu rendimiento durante el ejercicio disminuirá: tus digestiones serán mucho más pesadas, tendrás molestias gástricas y la sensación de incomodidad en las sesiones físicas probablemente resulte frecuente.
Además, tomar más alcohol de la cuenta tiende a causar deshidratación. También repercute en la capacidad del hígado para producir glucosa, por lo que es posible que los niveles de esa sustancia en tu sangre se reduzcan y aparezcan las temidas pájaras.
Si a eso le unes que una alimentación navideña sobrada de lípidos te hará ganar porcentaje de grasa, tendrás una idea bastante aproximada de los efectos de pasar de todo entre la Nochebuena y el seis de enero.
En resumen: mantén una dieta navideña saludable y sáltatela algunas veces
¿Quiere esto decir que no hay que permitirse ninguna alegría? Por supuesto que no. Hay pocas cosas más sanas que relajarse y comerse un cuarto de la tarta de chocolate de la abuela. Pero intenta que eso sea la excepción y no la regla.
Si continúas, en lo posible, con tu rutina de entrenamientos, y bebes agua y zumos en lugar de salir de copas cada dos noches, tu cuerpo apenas notará los efectos de las primeras fiestas del invierno. Tras el parón, volverás a tope a los entrenos y empezarás el año como un tiro. ¡Y todo sin haber renunciado a los turrones!
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